EL DESARROLLO DEL LENGUAJE. ERRORES FRECUENTES EN EL HABLA.

 

Existen muchas familias preocupadas por el desarrollo del lenguaje de sus hijos/as. Es normal que en estas edades (3-6 años), aún no tengan adquiridas ciertas habilidades con respecto a esta capacidad. A continuación, os muestro un resumen de cómo va evolucionando el lenguaje en esta etapa.

El desarrollo del lenguaje en esta etapa tiene una gran importancia, debido a que es un instrumento que permitirá al niño/a asentar las bases de ciertos conocimientos posteriores.

Desde un punto de vista social, el lenguaje permite la comunicación entre las personas de forma que se convierte en instrumento útil de socialización, a la vez que sirve para satisfacer las necesidades básicas, para expresar sentimientos, para regular el comportamiento de los demás, etc. Ésta es, quizá, la función más evidente y la que, por lo tanto, guía la mayoría de actividades que se preparan en la escuela.

Pero no podemos olvidar que, desde un punto de vista individual, el lenguaje oral es un instrumento de codificación del pensamiento. Permite organizarlo y ayuda a la reflexión y a la conceptualización.

Aprender a hablar es un proceso muy complejo en el que intervienen varios factores (sociales, educativos, psicológicos, etc.) ya que implica utilizar un código de símbolos complejos, adquirir e ir ampliando vocabulario, conocer el significado de las palabras y utilizarlas adecuadamente, construir frases con una estructura gramatical concreta, adquirir una articulación y una entonación correctas...

Por todo ello, es necesario que se cumplan una serie de REQUISITOS para el buen desarrollo del lenguaje:
- Maduración suficiente del sistema nervioso.
- Adecuada morfología y funcionalidad del aparato fono-articulatorio (laringe, cavidad bucal y nasofaríngea, labios, lengua y paladar).
- Capacidad de la discriminación auditiva de los diferentes fonemas.
- Entorno socioeducativo estimulante.
- Correcto desarrollo emocional, etc.

Al finalizar la Educación Infantil, el niño/a debe tener todos los fonemas integrados en su lenguaje espontáneo, aspecto fundamental para el aprendizaje de la lectoescritura.

Es frecuente encontrar en las aulas a niños/as con ciertas DIFICULTADES PARA HABLAR, niños que sin ningún déficit, cometen errores/alteraciones que son habituales hasta los 5/6 años, señalando  e incidiendo en que son alteraciones normales propias del proceso de desarrollo. Por ello, es necesario que seamos flexibles y pacientes, respetando los diferentes ritmos madurativos (sabemos que cada niño/a tiene su propio ritmo), estimulando sus capacidades lingüísticas SIN PRESIONAR NI AGOBIAR AL NIÑO/A.

Los ERRORES MÁS FRECUENTES EN EL HABLA SON:
- Por omisión: los niños en estas edades no saben pronunciar determinados fonemas y lo omiten. Por ejemplo: "gobo", en vez de "globo".
- Por sustitución: sustituyen el sonido de un fonema por otro que les resulta más fácil articular. Por ejemplo: "guisa" por "risa", "pego" por "perro".
- Por adición: añaden fonemas a una palabra porque les resulta más fácil decirla. Por ejemplo: "palátano" por "plátano".
- Por distorsión: en este caso no sustituyen el fonema, pero lo articulan incorrectamente. Suele ocurrir con las palabras que contienen los fonemas "s" y "r".

Las CAUSAS más frecuentes de estos errores son:
- La mala habilidad motora de los órganos del habla (sobre todo la lengua).
- Los problemas para la discriminación auditiva de los fonemas (al no diferenciar adecuadamente los fonemas, los emiten erróneamente).
- Factores psicológicos (celos, sobreprotección, carencias afectivas).
- Factores ambientales.
Insistir en que son "errores normales" propios de la evolución, que no deben preocupar al menos que persistan más allá de los cinco o seis años.

Para facilitar el proceso de adquisición, articulación y producción del habla es necesario ofrecer a los niños/as un adecuado MODELO LINGÜÍSTICO, y en caso de presentar algún error, ayudarles en casa. Algunas ACTIVIDADES apropiadas son:
-  Intentar conversar con el niño/a con tranquilidad y estimular el lenguaje propiciando situaciones en las que tenga que hablar e intervenir.
- Realizar preguntas del tipo: ¿qué habéis hecho en el cole?, ¿a qué habéis jugado?, ¿cómo se llaman los compañeros de tu mesa?...
- Realizar en casa juegos de soplo, sacar la lengua, inflar globos,...
- Cuando quiera algo y lo señale o lo pida con gestos, insistir en que pronuncie el objeto que quiere. Si lo hace con errores, no corregirle, simplemente volver a nombrarlo vosotros de forma adecuada.
- Alabar continuamente al niño/a, por muy pequeños que sean los logros.
- Realizar juegos de palabras con el abecedario.
- Ojear y manipular cuentos para que hable de los personajes, paisajes...
- No ridiculizar al niño/a por pronunciar mal alguna palabra, ni detenerlo mientras habla.
- Fomentar actividades que desarrollen la motricidad gruesa y fina: montar en bici, correr, rasgar papeles, recortar, pegar adhesivos...
- Leer cuentos o contar historias cortas pronunciando despacito, exagerando y gesticulando.
- Jugar delante de un espejo: poner distintas expresiones (contento, triste, sorprendido...), inflar los carrillos, enseñar los dientes, sacar la lengua, apretar los ojos, lanzar besos, montar un labio sobre otro, pasar la lengua alrededor de los labios...
- Reproducir distintos sonidos: de animales, de instrumentos musicales, del entorno...
- Fomentar el juego, puesto que hablan constantemente mientras están jugando.

Como dije anteriormente, un adecuado desarrollo del lenguaje oral es requisito indispensable para el posterior aprendizaje de la lectoescritura, que difícilmente se alcanzará con éxito, si no se poseen unas competencias lingüísticas, entre ellas, la riqueza del vocabulario, una correcta estructuración del habla y una adecuada articulación de los fonemas.

Bibliografía:

- Monfort, M. y Juárez, A. (1981). "El niño que habla". Editorial CEPE.
- Algaida editores S.A. Pompas de jabón.